Bismillahi Rahmani Rahim
Nos acercamos al aniversario número 97 de la batalla de Canakkale (Gallipoli).
El 18 de marzo de 1915, las Fuerzas Aliadas de la I Guerra Mundial, abrieron un
ataque naval contra el estrecho de Canakkale para pasar a través de los
Dardanelos, alcanzar Estambul y poner fin al Califato Otomano. Sin embargo
fallaron ante el coraje, el heroísmo, la bravura y la Fe de los Turcos
Otomanos. Presentamos el sohbet que Sheykh Abdul Kerim Effendi dio en ocasión
de la batalla de Canakkale el 18 de marzo de 2006 en la Dergah Osmanli
Naksibendi, Sidikki Center, New York.
En honor a los 253,000 mártires que sacrificaron sus vidas por el Islam.
Fatiha.
Tropas Otomanas llevando la Bandera del Islam |
Medet Ya Sayyidi Ya Sultanul Awliya, Medet.
Cuando miramos a la historia y tratamos de entender cuánto valor tiene esto (ser musulmán) y cómo lo estamos manteniendo, entonces deberemos examinarnos a nosotros mismos una vez más. 91 años atrás en este día, los creyentes, aquellos que fueron sinceros con su fe, con su Señor, probaron y mostraron su fe a Allah –swt-. Ellos pasaron su prueba y a causa de ellos todavía somos capaces de caminar hoy sobre la faz de la tierra y somos capaces de decir que somos musulmanes. Pero el precio que pagaron es muy alto. Eso ocurrió un par de veces más en el Islam pero esta vez fue sin embargo distinta a aquellas veces. Cuando las así llamadas Fuerzas Aliadas vinieron en grupo, venían de cada lado del Imperio, tratando de acabar con el Imperio e hicieron sus cálculos y sus planes. Acabar con el Imperio significa acabar con el Islam. Ése era su objetivo. El Califa y los soldados del Califa los sorprendieron muy duramente. Cuando hicieron todos esos planes y llegaron por todo el Yemen, Arabia y Egipto, y de cada lugar de las tierras del Islam con la ayuda de tantos traidores dentro del Islam, su objetivo era la capital del Islam, Estambul. Una vez que hubieran entrado allí declararían el fin y lo acabarían. Ése era su objetivo. Acumularon soldados por todo el camino de Australia a Canadá, desde un límite al otro del mundo. Vinieron y rodearon todo el territorio. Los soldados otomanos estaban luchando en 28 frentes de batalla. El mundo jamás ha visto una cosa así antes. El mundo ha estado en guerra pero jamás ha visto una guerra así donde todas las naciones se juntaron y arrinconaron a una sola nación en la esquina y estaban listos a lanzar el último martillazo y acabar con el Islam.
Vinieron con casi 525,000 soldados tratando de pasar a través de Canakkale, Galípoli. Allí es donde los soldados del Islam los sorprendieron a todos, la última área para la que hicieron todos sus cálculos y dijeron: “Esto se acabó. Es el fin. Pasaremos este lugar y Estambul se habrá acabado”. La gente que creía en Allah y Su Profeta (asws) y que se sometieron a sí mismos, sus voluntades y sus vidas a Allah y Su Religión se pusieron en pie y todos esos planes se hundieron en esas aguas y esos soldados los ahogaron en su propia sangre, enseñándole una lección al mundo entero desde ese entonces hasta ahora de que jamás piensen que el Islam será derribado tan fácilmente. Es imposible. Pareciera como que está abajo ahora porque hay musulmanes necios alrededor. Pero no es así. Todavía haya otros que se sientan y esperan como esos soldados que sacrificaron sus vidas por Allah y Su Profeta (asws).
Ellos (los enemigos del Islam) no alcanzaron su objetivo entonces y nunca van a alcanzar su objetivo. Imposible. En tanto haya un creyente viviendo sobre la tierra, será imposible. No lo conseguirán. Esto es para darnos el entendimiento de lo que es el Islam y para cuando nos llegue el momento ser capaces de sacrificar nuestras vidas. Esto no se trata de correr, atacar e intentar tomar algo o robar algo a alguien. No. Sino que se trata de levantarnos y aferrarnos con fuerza a la Cuerda de Allah como lo hicieron los Sahabas. Ocurrió que un Sahabi-e Ikram estaba en el frente de batalla cuando una flecha llegó a su ojo, entró en él y lo cegó; él se quitó la flecha. En esa batalla ocurrieron ciertas traiciones y se volvieron sobre sus espaldas y fueron a saludarlo; él les dijo: “¿Qué están diciendo? En vez de tener dos ojos y mirar hacia atrás (significando “huir”), es mejor tener sólo un ojo para mirar siempre hacia delante y dar esta vida por la Causa de Allah.”
Muyahidines Otomanos en Oración |
Esto es lo que estos soldados hicieron en Canakkale. Nadie puede decir, o
darles el trato o darles el título que se merecen, tal como el poeta dice: “No
puedo darles nada ni hacer nada por ustedes, pero el Sagrado Profeta (asws)
está esperando frente a ustedes. Él ha abierto su manto para cada uno de
ustedes”. Cuando nos sentamos, pensamos, nos concentramos y tratamos de
entender qué es lo que ocurrió y cómo esa gente dio sus vidas, ni encontramos
en nuestros corazones que somos capaces de decir: “Si yo hubiera estado en esa
situación, también sacrificaría mi vida”, entonces examina tu fe. Con esa fe no
puedes llegar a a ningún lugar. Necesitas esa clase de fe para pasar el Sirat,
el puente [que se tiende sobre el Fuego hacia el Paraíso], si entiendes qué es
sacrificar tu vida por Allah, por Su Profeta (asws) y por Su Religión. Si no
encontramos eso en nuestros corazones entonces debemos examinarnos a nosotros
mismos y debemos trabajar en nosotros mismos para ser capaces de comprender qué
es el sacrificio por el Islam. Cuando se trata de hablar, es fácil. Debemos
pensar y concentrarnos para comprender. Entonces eso hará que nuestra fe
crezca.
Para tu información, para que entiendas cuan grande fue esa guerra, cuan fea se hizo y cuan cerca estuvo, deberías saber que las líneas delanteras de soldados eran desde esta pared hacia aquella pared (Sheykh Effendi señala las paredes de la dergah). Los soldados Otomanos estaban en esa pared y el enemigo intentaba ingresar pasando a través de esa pared. Estaban llegando. Se acercaron tanto que sólo mediaban 10 metros entre ellos. Fui hacia esas áreas y observe esos lugares. Cuando observas eso es cuando entiendes cuanto sacrificó aquella gente. Era imposible que tuviesen alguna duda en sus corazones de que no iban a regresar con vida. Pero ellos llegaban continuamente, sin detenerse, desde todos lados. Ellos sostenían en alto la bandera del Sagrado Profeta (asws). Ellos dieron sus vidas y Allah les dio honor con ese título. Es imposible para nosotros o para cualquiera darles honor con título alguno, pero Allah-swt- lo hizo.
Un incidente que ocurrió fue que un capitán estaba observando profundamente y pensando “Si ellos pasan de este lugar, ¿qué vamos a hacer?” Todos comprendían que si (los enemigos) pasaban por Galípoli entonces Estambul estaría acabado. El Sultán y la Jilafat (el Califato) estarían prisioneros en las manos del enemigo. Y todos ponían algo de sí en esa guerra, desde los soldados hasta los generales. Un hombre llamado Ali Chawsh apareció detrás del capitán. El capitán lo miró. Ese hombre estaba con un gran dolor y sin embargo estaba sonriendo y confortando al capitán diciendo: “Oh capitán, no se preocupe. Todavía tenemos mucho detrás como para hacer una montaña de hombres para que estos enemigos no pasen”. Y dijo: “Pero tengo un gran dolor”, porque un bala grande le llegó, golpeó su mano, se destruyó toda y solo un pedazo sujetaba la mano al cuerpo. Tomó su cuchillo y dijo: “Por favor, corte esta parte. De ese modo seré capaz de luchar más libremente”. El capitán miró, tomó el cuchillo y cortó su mano. Entonces ese hombre se volvió y corrió al frente (que como digo estaba a solo diez metros de ellos) diciendo: “Debo entregar mi vida. Antes que muera sentado aquí debo morir de esa manera”. Entró en las líneas enemigas y muchas balas le alcanzaron. Estaba tendido en el suelo. En ese momento otros soldados también atacaron y tomaron la línea enemiga. Fueron donde ése y el capitán pidió si alguien tenía un pedazo de pan para este soldado que estuvo listo a dar su vida. Ese batallón no tenía un pedazo de pan que comer desde hace una semana. Un pedazo de pan apareció desde el otro lado y les llegó a sus manos. Ése estaba tendido sonriendo y diciéndole al capitán: “Oh capitán, por favor guarde ese pedazo de pan porque ya estoy contando los minutos para irme de esta vida. Guarde ese pedazo para otro de mis hermanos para que pueda darles energía para luchar”.
Si esto no está moviendo tu corazón entonces estás perdiendo tu fe. Allah –swt- nos ha dado de todo. Ellos no tenían nada, ni siquiera un pedazo de pan que comer. Pero se levantaron por su fe, para salvar el Islam y darnos posibilidad de vivir, inshaAllah ar-Rahman. Como dije, si nos sentamos y hablamos sobre ellos hasta el próximo año, no es suficiente. Si los honramos hasta el otro año, no es suficiente. No es uno, son 253,000 soldados que murieron de esa manera. El enemigo vino con 525,000 soldados. Si comparamos lo que el enemigo tenía y lo que estos soldados tenían, si comparamos las tecnologías que tenían, es imposible de comparar. Pero fue imposible que ellos pasaran.
También mencionaremos otro incidente. Seyyid Chush fue quien puso la última bala dentro del cañón y detuvo uno de los grandes barcos que estaba pasando. Él alzó sólo la bala porque todos sus compañeros habían muerto. Así que no había nadie para ayudarlo a levantar esa bala y ponerla dentro del cañón. Él utilizó todo su poder pidiendo apoyo y medet, y levantó la bala para ponerla en el cañón. Esa bala pesaba 300 kg. Y esa bala hizo el último trabajo. Hizo estallar el barco entero, y ese fue el momento en el que las Fuerzas (enemigas) dijeron que era imposible pasar a través del canal para entrar en Estambul. Se detuvieron y se retiraron.
Claro que ocurrieron tantos otros incidentes.
Estamos hablando de 253.000 mártires. Por lo tanto, tenemos que hablar 253.000
veces. Cada uno tiene una historia diferente. Esto para que entre en tu corazón
y en tu mente y nunca lo olvides, porque estoy viendo que algunas personas
incluso dudan en sacrificar kurban en estos días, incluso cuando tienen de
todo. Ese año (de la guerra), en la nación entera, en toda Turquía, nadie
realizó el Kurban (sacrificio). Tomaron el Kurban y lo dieron al ejército,
apoyando al ejército, y los ‘Ulema y Awliya’ dijeron que la nación entera ya
había sacrificado su Kurban. Cada hogar tenía un mártir que había sido dado en
el Camino de Allah. Así que debemos entender dónde estamos y dónde estuvieron
ellos (en qué nivel de Fe). Si nos sentamos, pensamos y entendemos en
profundidad por nosotros mismos, entonces ninguna depresión, ningún problema y
ninguna preocupación podrá interponerse en nuestro camino porque entonces
tendremos una preocupación mayor diciendo: “¿Qué hemos hecho? ¿Qué estamos
haciendo por la Causa de Allah y por la Causa de Su Profeta (asws)?” Debemos
comprender esto. De vez en cuando debemos pensar en esto, de vez en cuando
debemos pensar en ellos y de vez en cuando debemos leer (Fatihat) por sus
almas. Si lo haces, entonces también recibirás su visita. De alguna manera, de
algún modo, ellos estarán felices sabiendo que aún hay gente viviendo sobre
esta tierra que está intentando vivir por la Causa de Allah y que aún está
continuando con lo que ellos dejaron.
No hubo solamente hombres luchando. También hubo
tantas muchachas en esa batalla. Un soldado Anzac decía: “Estaba mirando en el
frente de batalla a esta joven muchacha que disparaba con tanto coraje; ella le
daba a todo lo que apuntaba. Ella estaba sentada desde la mañana hasta el
atardecer y todos intentaban llegar a ella. Sin embargo no eran capaces de
matarla, y pensábamos que allí habría un gran batallón porque tantas balas
llegaban desde todos lados. Al atardecer una bala la alcanzó y cayó. Cuando
ella cayó entramos a esa zona y sólo la encontramos a ella y a otro niño;
contamos 63 balas en su cuerpo.” Esa clase de Fe salvó al Islam.
Así que, insha’Allah, no dudo en decir que ellos no
pudieron pasar entonces y que no van a poder pasar en este momento porque aún
hay hijos y nietos de esa gente viviendo sobre esta tierra. No importa lo que
hacen los enemigos. Ellos están sentados y esperando tranquilamente por una
marcha hacia delante desde el Sagrado Profeta (asws). Hemos contado,
insha’Allah ar-Rahman, algunos Fatihats para sus espíritus e insha’Allah
veremos más tarde (los resultados) de lo que hemos hecho, y espero que hayamos
hecho al menos un Fatihat para cada uno de los espíritus de esos soldados,
insha’Allah. Todo eso incluso es para nosotros, para darnos el poder de ser
capaces de continuar en esta vida. Las cosas tal vez han cambiado, pero el
asunto de la Fe nunca va a cambiar. El estilo de vida ha cambiado pero la Fe
nunca va a cambiar. Esto es para que entendamos que tenemos que ser capaces de
levantarnos por el Islam sin importar lo que suceda. Un día puede que
Allah-swt- nos pruebe también de esa manera. (…)
Así que esas personas creían en Allah, en su Profeta (asws) y en su Califa, desde los
soldados hasta sus madres y padres. Como saben, ya antes les he contado esta
historia, una vez ellos (los familiares) pusieron henna en el cabello de este
soldado y lo enviaron a Canakkale. Sus amigos lo tomaban a broma a raíz del
henna. Su capitán le preguntó: “Mehmet, ¿qué es eso en tu cabeza?” Mehmet
significa “soldado de Muhammad”. Mehmetci significa “los soldados del Profeta
(asws)”, tomando ese nombre desde aquel tiempo. Él contestó: “Lo puso mi madre
y me envió aquí.” Mientras bromeaban con él, decidió notificar a su madre. Es
una larga historia. Sólo intento darles alguna idea de dónde se encuentra la Fe
de esas personas. Él le pidió a sus amigos que escribieran una carta. Él no
sabía leer ni escribir. Ellos escribieron la carta. Él decía y ellos
transcribían: “Madre, tú me has puesto henna en el cabello y me has enviado
aquí. Creo que ahora mi hermano está listo para venir hacia este lado porque ya
ha cumplido su edad. Por favor no le pongas nada de henna en su cabello. De
este modo no bromearan con él.”
Cuando la madre recibió la carta, le envió otra
diciendo: “Hijo mío, en nuestro pueblo, de este lado, ponemos henna solamente
en tres ocasiones. Una, ponemos henna en nuestras hijas cuando las damos en
matrimonio. Esto significa que hemos sacrificado a nuestra hija por la Causa de
Allah y que nunca volverá con nosotros. Ponemos henna en la oveja cuando la
vamos a sacrificar. Y también ponemos henna en los soldados cuando los enviamos
a la guerra por la Causa de Allah, sacrificándolos, porque ellos no van a
volver. No me digas que no lo ponga en tu hermano. Ya lo he hecho y ya lo he
enviado. Él está llegando, va en camino.” Antes de que esta carta llegara a sus
manos, el soldado ya había sido martirizado, y la carta llegó a manos del mismo
capitán que había bromeado con él. Entonces la abrió, la leyó y dijo: “Así es,
esos son los soldados y los mártires que van a salvar al Islam. No hay otra
manera.”
Así que alhamdulillah –las alabanzas a Alllah- 253,000 soldados dieron sus vidas. Aquellos que no lo hicieron, corrieron a escaparse. No se equivoquen. La Nación del Islam dejó sola a la Jilafah. No había más que soldados turcos luchando en esa guerra. Los soldados del Califah estaban luchando y todas las demás naciones musulmanas se hicieron atrás. Y en esto nos estamos concentrando para que ustedes entiendan que esos soldados fueron solo de una nación. Y ellos comprendieron y dijeron: “Si nosotros también nos rendimos, entonces todos los musulmanes en este mundo van a estar acabados. No podemos rendirnos”. Así, hoy nos estamos volviendo más Fuertes en cada nación. Esas naciones que atacaron y vinieron a destruir el Islam, ahora sus nietos están aceptando el Islam. Es imposible que triunfen contra eso de ninguna manera. Pero el Sheytan (el demonio) nunca se sienta cómodo y siempre está corriendo por todos lados tratando de engañar a la gente y traerlos abajo. No debemos rendirnos y debemos aferrarnos firmemente a nuestra fe. Debemos aferrarnos firmemente a lo que el Santo Profeta (asws) nos trajo. Es la única cosa que tenemos.
(…) Por lo
tanto, insha’Allah, esto es una lección para que hagamos que nuestra Fe crezca
en el Islam. Claro está que no queremos ir a la guerra a matar gente. Pero
debemos ser capaces de ser fuertes y levantarnos por el Islam y si es necesario
dar nuestras vidas porque sólo tenemos eso y lo único (valioso) en nuestras
vidas es la Fe. Nada más. Todo pasa. Si les das a esos soldados mil vidas,
ellos darán de vuelta esa vida mil veces para morir por la Causa de Allah. Si
Alleh les diera continuamente la vida diciendo: “Te estoy dando esta vida. Ve
al mundo y vive los placeres en él.” Ellos dirán: “No nunca querremos volver a
ese mundo. Pero danos esa vida para ir y morir por ti una y otra vez, una y
otra vez, en Tu Camino.” Tanto es el placer que Allah les da a los creyentes
cuando sacrifican sus vidas por Allah.
Hoy en día
ellos (los enemigos del Islam) están intentando remover esta Fe y quitar este
sentimiento de los Musulmanes. Tantos Musulmanes ya han perdido este
sentimiento. Dicen: “Está muy bien darles lo que ellos quieren, mientras yo
pueda continuar con mi vida.” Si aquellas personas (los mártires de Canakkale)
hubiesen pensado de la manera en que pensamos hoy en día, no tendríamos Islam.
Asique, si pensamos de esa manera no tendremos garantía alguna para nuestro
futuro. No tendremos garantía de que el Islam vaya a llegar a nuestros hijos y
a nuestros nietos. Cuanto más te rindes, más se rendirá toda generación
venidera. Sin embargo, de todas maneras, sólo tenemos un tiempo limitado en
esta vida. Si lo sacrificamos por la Causa de Allah, entonces, insha’Allah
ar-Rahman, encontraremos infinita felicidad.
Wa min Allahu Taufiq
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