León de Templanza Real que
marchas victorioso frente esta devota caravana, guíanos hacia la victoria final
sobre los poderes opresores que desde el interior y el exterior pretenden
dominar nuestros territorios.
Tú eres el resplandor cuya
majestad sojuzga las bestias de la tiniebla; tú eres el filo arrebatador que
propicia el sacrificio en el campo de batalla para que consigamos la
trascendencia sobre nosotros mismos; tú eres el portaestandarte cuyo color
enardece a la débil voluntad y la impele a obrar por la Causa del Señor de los
Ejércitos.
En tu semblante llevas la
impronta de los Héroes, y eres la dicha de Hazrat ‘Umar, Hazrat ‘Ali y Hazrat
Hamza, quienes desde la cima del Monte Qaf ennoblecen la lucha que has abierto
ante nosotros y que esperamos cumplimentar con el valor inquebrantable que de ti
hemos aprendido.
Oh Portador de la Espada, que
el Brillo del Hierro Sagrado ilumine nuestro sendero y sea la consumación de
nuestra entrega absoluta; oh León de capa esmeralda, tras tus pasos llegaremos
a la fuente de Kawzar para beber el elíxir de la inmortalidad y leales al pacto
contigo arribar a los umbrales del Sultán.
¡Quiera el Sultán de la más
elevada nobleza aceptarnos de tu mano con la satisfacción de haber cumplido
nuestra misión contigo!
Oh León, tu has sido la espada
en la mano del Profeta Guerrero para acabar con la sedición de nuestros
elementos perturbadores hasta lograr lo completa sumisión. Así has vencido, y
nosotros contigo, todo aquello que ha sido oposición frente a la Verdad.
Ante ti sólo nos queda
presentar nuestros humildes logros y continuar en esta forja bajo la sombra de
tu poderosa presencia.
¡Oh León, permítenos una vez
más el inmensa regocijo de escucharte rugir tu himno de batalla que es
Sabiduría para estos, tus vástagos, que te añoran al vislumbre del fragor
final!
¡Entona, Cielo, tu alabanza, ya
que el Jardín florece su belleza bajo la luz de los mártires que se han
entregado a la Causa y desde allí nuestro León reverdece nuestra esperanza para
germinar una vez más en el aliento del corazón anhelante!
El Sultán dispone, y la
aceptación es lo que justifica nuestras decisiones.
Dedicado
humildemente de un discípulo a su amado Maestro.
Amin, amin
ResponderEliminarAlhamdulillah, bellas palabras para nuestro amado Sheykh, que su ejemplo nos lleve siempre hacia adelante. Salams. Tu hermano Nureddin.
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