lunes, 27 de febrero de 2012

El Pastor y la Divina Provisión


Bismillahi Rahmani Rahim

Si estás pensando que tu provisión te llega porque trabajas –esa fe no te va a salvar. Esa fe no puede salvarte.

La provisión te llega desde tu Señor. Antes de que Él te haya creado, Él ya ha escogido y separado tu propia provisión. Llegará a ti incluso si escapas. Lo que estoy diciendo se ajusta a la historia que les voy a contar ahora. Tómala o déjala. Esto es sohbet y la asociación es libre. Lo tomas o no lo tomas. Nosotros decimos.

Hubo una vez un hombre que era un buen pastor en todo el pueblo, todos confiaban en él y le daban sus ovejas para que las cuidara. Y él corría tras las ovejas todo el día y toda la noche, cuidando de las ovejas de los demás en ese pueblo.

Un día llegó y su supervisor, contando las ovejas, halló que una cría se había perdido.

Dijo: “Se ha perdido una cría. ¿Qué ha sucedido?”

El pastor dijo: “Realmente no lo sé. No la he visto. No sé lo que ha sucedido. Permíteme regresar a la montaña.”

Buscó pero no la encontró. El supervisor fue al dueño y le dijo: “Mira, una de tus ovejas se ha perdido, sin embargo, confiamos en el pastor. Él es bueno. Sabemos que él no la robaría, tampoco sabe que sucedió.”

Dijo el dueño: “Esta bien. Manténgalo aún como pastor.”

Todo siguió de esa manera y algún tiempo después se perdió otra oveja. Nuevamente el supervisor preguntó: “¿Qué ha sucedido?”

Buscó por todos lados pero no la encontró. Así que los demás pensaron que estaba robando. Entonces se dijo a sí mismo: “Debo encontrarla. Soy el pastor. Debo saber qué está sucediendo.”

Así fue que volvió a la montaña observando muy cuidadosamente cada oveja y hacia qué rincón se dirigían. Entonces se encontró con que una oveja iba justo cerca de una cueva en la que un lobo ciego estaba abriendo la boca: la atrapó, la mató y empezó a comerla.

“¡Allahu Akbar!”

Dijo: “Ahora me doy cuenta. He aprendido una lección.”

Volvió al pueblo y dijo: “Ya no voy a hacer más este trabajo. Renuncio. Te pagaré la deuda por esas dos ovejas pero ya no voy a cuidar de ellas.”

Ellos preguntaron: “¿Por qué? ¿Por qué no te ocuparás de ellas?”

Dijo: “Allah me ha enseñado una lección. Él (Allah) le está dando provisión a ese lobo ciego, y ese lobo ciego está allí sentado sin correr, abre su boca y encuentra que se acerca una oveja, y tan pronto en cuanto llega cierra su boca y la come. ¿Tú crees que mi Señor, quien provee a ese lobo ciego, no lo hará conmigo cuando estoy intentando ser un buen siervo Suyo? Ya no quiero más dinero de ti, y ya no cuidaré tus ovejas. Voy a dedicar mi tiempo a Allah en mi casa.”

Entonces se sentó allí (en un rincón de su casa). Algunos días después su esposa le dice: “Esposo mío, ¿estás loco? Ve afuera y consigue algo de comida. No tenemos pan. Ya no tenemos nada para comer.”

Le dijo: “Mira, le prometí a Allah que no saldría. Voy a permanecer en Su servicio; y Aquel que provee a ese lobo ciego también me lo va a dar a mi.”

Entonces la mujer veía que nada sucedía. Ellos tenían tierra, y ella dijo: “Al menos déjame ir a cavar la tierra y plantar algo en ella. De esta forma tendremos algo que comer.”

Ella fue allí, y estaba cavando la tierra cuando chocó con algo. Ella miró y lo abrió. Era una tinaja llena de oro en su interior. Corrió hacia su marido diciendo: “¡Ven! ¡Allah nos ha enviado provisión! Al menos ayúdame a traerlo dentro.”

Él dijo: “No. Aquel que le dio al lobo enviándole la oveja a su boca, también me lo enviará a mí.”

Ella dijo: “El oro está allí. Él nos ha dado la provisión. ¡Vamos!”

Él dijo: “Le he prometido a Él que no voy a ir. Ve y tómalo. ¿A quién le importa?”

Por esto la mujer dijo: “Voy a esperar hasta la próxima noche, entonces iré y lo tomaré.”

Pero la vecina ya había visto que cuando estaba cavando había encontrado una tinaja que no había podido tomar. Así que esa noche, la mujer (la vecina) dijo: “Voy a ir allí, tomaré todo el oro y de esa manera mañana ellos sólo obtendrán aire.”

Se acercó al lugar e intentó conseguir la tinaja. Miró, y en el interior de ella había tantas serpientes… Dijo: “Estos estúpidos. Tomaron todo el oro y pusieron serpientes para mí. Ellos sabían que yo había visto el oro. Espera, espera. Yo los arreglaré.”

Ella tomó la tinaja, fue hacia la chimenea y empezó a tirar las serpientes hacia abajo… tik, tik, tik, el oro estaba cayendo.

La mujer seguía diciendo: “Vamos a tomarlo”.

Él le contestó: “¡Mujer tonta! ¿No lo ves? Allah nos está enviando la provisión desde la chimenea, hacia mi boca. ¿No lo ves? Me he sometido a Él como ese lobo.”

Hmm. Tú no puedes someterte como ese pastor pero al menos sométete para decir: “La provisión que estoy consiguiendo no es porque estoy trabajando. Él me la está enviando.” De otra manera, lo probable es que no puedas salvar tu fe cuando llegue el Ángel de la Muerte.


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