jueves, 12 de abril de 2012

Shah Bahauddin Naqshibend (qs) y el Buen Hombre


Bismillahi Rahmani Rahim

La gente del Paraíso es Ahl ul-Haqq, la gente de Haqq. La gente de Haqq te mira con ojos reales y no necesitas maquillarte o correr haciendo gimnasia o yendo aquí y allí para ponerte en forma a ti mismo. Tú tienes una forma. Tu forma real está apareciendo en este momento. Si tu forma real no se manifiesta, entonces la otra es muy fea. Para los Ahl ul-Haqq la otra apariencia es muy fea. Para Ahl ul-Ego es completamente diferente (Ahl ul-Ego, la gente del Ego, en contraposición a Ahl ul-Haqq, la gente de la Verdad).

Una vez, Shah Bahauddin Naqshibend (qs) pasaba por cierto lugar y allí había un buen hombre haciendo cosas, llevando una buena vida, pero sin cumplir con las órdenes de Allah-swt-. Él miró al buen hombre, estaba haciendo tantas cosas buenas, pero algo se había extraviado de él. Y en su sueño le sonrió. En su sueño (el buen hombre) lo veía (a Shah Bahauddin) y decía: “¡Qué hombre hermoso que es este!”. Entonces, Shah Bahauddin le sonrió, se acercó a él llevando un espejo, y le dijo: “Observa aquí”. Así fue que el hombre miró en el espejo y allí se vio a sí mismo. Una criatura tan espantosa…Él se veía a sí mismo. Le preguntó: “¿Puedes ver lo que hay aquí?”. El hombre dijo: “Si, soy yo mismo”. Le dijo: “Así es, de esa forma es como te manifiestas en el mundo Real. Por esto los Ángeles no te miran. Ellos te han cubierto (velado). A pesar de que estás haciendo cosas buenas, no estás observando las leyes de Allah, no estás observando las oraciones…Por esto estás apareciendo muy feo.” Shah Bahauddin se alejó y el hombre despertó del sueño. Estaba temblando, paranoico, diciendo: “¡Qué espantosa criatura que soy! ¡Siempre pensé que era alguien!” Siempre se miraba al espejo, pero pudo ver su realidad en las manos de los Awliya’; entonces decidió ser alguien bueno (realmente).

Escribió el sueño en algún lado. Transcurrieron siete años. Siete años después, Shah Bahauddin pasaba por ese pueblo y ahora el hombre estaba sentado junto a los Ahl ul-Haqq; el hombre vio llegar a este gran santo. Miraba y pensaba: “Qué hombre hermoso. Conozco a este hombre pero no recuerdo de dónde.” Quiso invitarlo a su casa y le preocupaba si iba a aceptar su invitación o no. Sin embargo, tan pronto como se lo dijo, Shah Bahauddin lo aceptó. Así que fueron a su casa acompañados por otra gente; Shah Bahauddin lo miró y le dijo: “Aún estás pensando de dónde me recuerdas, dónde me has visto. Toma aquel libro de la biblioteca y ven aquí.” Tomó el libro. Le dijo: “Abre esta página y lee.” Cuando abrió la página vio que allí estaba el sueño que había escrito. Dijo: “¡Oh, tú eres quien se me apareció en el sueño!” Le dijo: “Así es, pero en ese sueño tú estabas en ese estado. Ahora estamos viendo el estado real que no pudiste reconocer en ti mismo desde ese momento hasta ahora. ¿Quieres verte ahora a ti mismo? Observa este espejo.” Observó y exclamó: “¡Ohhh, ¿quién es ese?! (asombrado por su propio cambio para bien).”

Asique la apariencia del hombre, la forma física es nada. Pero, una vez más, en realidad, esa forma física es un reflejo desde esa realidad; y cuando esa realidad se refleja en ti, tu apariencia física real se manifiesta en belleza mundana. Y si en ese momento te ves a ti mismo en esa apariencia real, caes y mueres. Nadie puede entenderla, nadie puede portarla, nadie que no haya llegado a la estación de Ahl ul-Haqq es capaz de mirarla porque la luz, la Nur se manifiesta desde ese Hombre.

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